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Noticias | Federico Firpo Bodner
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Hola, Hijo. Hola, mi amor. Ya me siento casi idiota hablándote como a un niño, casi empieza a parecerme fingido, impostado. Y no porque yo me sienta menos padre, sino porque te siento más hombre, porque con solo mirarte puedo ver en vos un avance de la persona que vas a ser, un anticipo de un ser humano al que no solamente me siento orgulloso de amar, sino también al que puedo admirar, al que puedo encontrar de hombre a hombre y con el que puedo permitirme una conexión real, humana, tierna y dolorosa a la vez.

            Y me emociona.

            Me emociona porque, si lo vemos de la forma más cruda posible, yo te hice. Mamá y yo te hicimos, los dos.

            Y es muy impresionante hacer a una persona. Primero es un bebé. Llora, duerme y caga. Después es un niño chiquito.

            Como niño chiquito, vos eras todo lo que un padre puede desear. Dulce, tierno, curioso, cariñoso, y con dos ojos enormes que me buscaban con admiración genuina, infinita, con un amor que no tiene traducción en la lengua de los hombres.

            Y después, un niño grande: “Papá, mira como corro / salto / juego / leo / resuelvo el cubo de rubik / me peleo con mi hermano / aprendo, aprendo, aprendo”. Fue un camino increíble, repleto de pequeñas emociones y enormes orgullos. Fue un tránsito hermoso. Y yo, mi amor, yo, hijito, también cambié un montón. También me equivoqué y aprendí y crecí.

            Y ahora, Enano Cabezón (te queda poco de las dos cosas, pero así te decía cuando eras muy muy chiquito), ahora cumplís trece años, y eso es un límite. Es casi el final de la niñez. Y es una frontera importante, mi amor, porque hoy el más chico de mis hijos deja de ser un niño, y entonces, como una serpiente mudando de piel, el padre que vive en mí tiene que eclosionar, tiene que emerger, tiene que ser válido y lo suficientemente hombre para acometer con solvencia esta nueva etapa.

            Ahora, mi amor, ya no soy el papá de dos niños que me idolatran y admiran, dispuestos a creer que todo lo que digo está respaldado por mis diez mandamientos propios, y escrito en piedra con el poder del rayo.

            Ahora soy un hombre mortal, indigno de sostener el martillo, que tiene que guiar como puede a dos jovencitos que se hacen hombres a toda velocidad. Dos adolescentes que lo enfrentan, lo cuestionan y lo desafían. Todos los días.

            ¿Y sabés un secreto, mi amor?

            Creo que es la mejor parte.

            No me malinterpretes. Fui el hombre más feliz del mundo la primera media hora de tu vida, teniéndote en brazos. Me morí de ternura oyéndote cantar un tango por primera vez. Se me derritió el alma viéndote crecer. Todas y cada una de las sonrisas que me regalaste en tu vida son ahora cicatrices translúcidas en mi piel, están en mí y me inundan los ojos de lágrimas cuando te pienso, cuando te adoro en silencio, aún cuando no estás acá para abrazarte.

            Pero aún así creo que es la mejor parte.

            ¿Y sabés por qué lo creo?

           Lo creo porque todos los días me sorprende tu hombría de bien, la agudeza de tu inteligencia, la enormidad de tu ternura y la empatía con la que ves el mundo. Lo creo porque mientras más crecés, más increíble me parece la persona que tengo ante mí, porque sos, sin discusión posible, producto de la educación que te dimos mamá y yo, y en esa enorme tarea que es educar a un ser humano, por lo que a mí me toca, me resulta increíblemente sorprendente sentir que sos mejor persona que yo, más humano, más sensible, más inteligente, con menos prejuicios, con más capacidad de amar. Y es tonto, porque difícilmente podrías haber aprendido todo eso si, de una forma u otra, el germen no viviese en mamá y en mí. Y sin embargo te miro y no puedo creerte, me sobrepasa la certeza de que, por vos mismo, fuiste, a tus trece años, mucho más allá de las fronteras hasta las que yo supe acompañarte.

            Y entonces mi amor, por suerte, me acuerdo de que te queda todavía mucho camino, de que me necesitás para que te guíe, para que te enseñe a sobrevivir en el mundo de los adultos, para que te acompañe cuando encuentres el primer amor, cuando descubras tu verdadera vocación, cuando se te destroce un sueño, cuando alcances una meta, cuando tengas en brazos a un hijo.

            Y sonrío y hago un esfuerzo para no dejar escapar una lágrima, porque sé que en lo que se refiere a ser buena persona, a amar a los demás, a no tener prejuicios, a hacer del mundo un lugar mejor para todos, poco puedo enseñarte ya, más bien al revés, mi amor, me toca mirarte a los ojos y agradecerte las cosas que estoy aprendiendo.

            Ya lo sé, me pongo sensiblero y un poco idiota. Me pasa cada vez que me siento a escribirte por tu cumple. Me pasa cada vez que me pienso como hombre y como padre. Pero lo sigo haciendo, con la cabeza bien alta y con orgullo, porque el hábito de la reflexión, mi amor, es de las pocas cosas que un hombre puede hacer para crecer y transformarse a sí mismo en una persona mejor.

            Hoy, una vez más, vamos a salir juntos a cenar. Vamos a celebrarte, como niño, como hijo, como adolescente y como hombre.

            Como mi hijo, quiero decirte que te adoro con todo lo que soy, con mis tripas, mi sangre y mi fuego.

            Como hombre, quiero decirte que te admiro, te respeto y te reconozco.

            Como adolescente, quiero decirte demasiadas cosas, pero no hay tiempo ni espacio en esta carta. Aún así, no puedo dejar de decirte que se avecina tormenta, que vas a padecer amores turbulentos, injusticias imperdonables y dolores profundos, pero todo pasa, y por suerte, mi amor, voy a estar aquí para acompañarte en este tramo.

            Y como niño, mi hijito, mi chiquitín, mi niño, solamente quiero decirte, parafraseando a Tony Stark, que “Ailóviu tri zóusands”.

            Vos sabés de que te hablo.

Barcelona, 16 de Octubre de 2019

Te adora, Papá

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Hola, mi amor -siempre que te escribo empiezo así-. Son quince años ya. Quince. Una década y media. Cinco mil cuatrocientos setenta y ocho días, contando tres años bisiestos. Ciento treinta y una mil cuatrocientas setenta y dos horas de paternidad, y aún siento que no acumulo experiencia suficiente para saber qué hacer, para comprender cabalmente lo que ocurre, para dejar de sorprenderme.

¿Sabés? A veces, vos y tu hermano se ríen de mi memoria, y es verdad que ya no es lo que solía ser, lo admito. Pero aún puedo sentir en la piel la primera vez que te tuve en brazos, y es un recuerdo tricéfalo. La primer cabeza es la emoción profunda, que me hizo temblar y a la vez me sembró en el suelo, violentamente, acompañada de un miedo encarnado en las tripas, miedo a nada, a vos, a no ser buen padre, a lo absoluto y eterno de la paternidad. La segunda cabeza es física, es el recuerdo a nivel celular, la certeza en la piel de que la vida había cambiado: el primer momento en que te tuve en brazos, poco más de tres kilogramos de carne berreante y llanto, rojo rojo, con la cara hinchada y un cuerpecito minúsculo que se me doblaba en las manos, se me escurría, parecía que te ibas a romper. Y aún así, eras la cosa más bella que había visto en mi vida. Todavía puedo sentir tu piel de cera, tu pechito de bebé subiendo y bajando al son de una respiración con compás de espera. Puedo saber el olor vaporoso de tu caca de bebé, puedo revivir tus encías lisas, tus ojos sorprendidos y asustados, tus veinte dedos minúsculos de uñas microscópicas. Puedo resucitar la sensación vívida de recostarte sobre mi pecho, y entonces sentir cómo la calma crecía en vos, cómo te dormías, puedo recuperar un amor tan violento y tan feroz que yo mismo me asusto. Y la tercer cabeza, hijo, mi amor, es esa con la que, independientemente de lo que me esté pasando, siempre estoy pendiente de las maravillas del mundo, de lo incomprensible y de lo mágico. Y esa cabeza alucinaba, pensando en lo inverosímil del horno mágico de Mamá, capaz de cocinar, a partir de una célula, un bebé en tan solo cuarenta semanas. Intentaba recrear lo absurdo de los miles de millones de divisiones mitóticas que transforman un cigoto en una persona chiquitita, y es de los pocos momentos de mi vida en los que casi comprendo a las personas religiosas, porque es durísimo asumir y comprender que no hay una voluntad superior asegurando que algo tan improbable llegue a buen puerto.

Entonces, mi amor, los insensibles del hospital te dicen que ya está, que te podés ir, y que a partir de ahora sos responsable de una persona más. Y Mamá y yo, mi amor, como ciudadanos obedientes y ovejas adiestradas, allá nos fuimos, a casa, con tres kilos y medio de bebé llorando.

Y recuerdo que creí que era imposible vivir algo tan mágico otra vez, que estaba seguro de no volver a sorprenderme tanto jamás. De esto, por supuesto, la vida te corrige a sopapos en seguida, porque la primera media hora de la vida de tu hermano, en mis brazos, es otro de los momentos irrenunciables de mi vida. Pero hablamos de vos, y te decía que, como hombre, como ser humano, creía que mi capacidad de asombro estaba agotada, había llegado a lo máximo, al punto sin retorno a partir del cual ni siquiera vale la pena seguir alerta.

Y esta mañana te miraba desayunar, ya más alto que yo, y volvía a la mitosis celular, a un proceso de cinco mil cuatrocientos setenta y ocho días que transformó esos huesecillos de papel en la osamenta de un hombre adulto, la carita hinchada y berreante en tus rasgos jóvenes, hermosos (sí, para mí sos hermoso, así de imbéciles somos los padres). Y de por sí, solamente la transformación ósea, los huesos que adivino debajo de tu carne, son suficientes para volverse supersticioso, para creer en lo que sea si da una explicación comprensible, desde mi ignorancia, a la transformación épica de tu cuerpo de bebé en casi un hombre.

Pero una vez más, mi amor, los hijos me ponen a prueba. Y me veo obligado a reconocer que, lo que de verdad me llena de asombro, lo que es una auténtica razón para volverse místico y creer en dioses, estrellas y centauros, es la persona en la que te estás convirtiendo, a pesar mío, más allá de mis limitaciones y de lo poco o mucho que he podido ofrecerte.

Yo deseaba ser padre como ninguna otra cosa, más que nada. Pero nunca, nunca pensé, mi amor, que iba a sentir las cosas que estoy sintiendo, como hombre y como padre, y que no te cuento en esta carta, no porque no sea capaz de expresarlas con palabras, sino porque hay un punto en el que empiezo a creer que ya no tengo perspectiva, que no soy objetivo, y que quizás no sea bueno para vos que te diga cuánto te admiro, cuánto orgullo siento, y las cosas de las que sería capaz para ofrecerte un camino mejor que el que supe hacer para mí.

Y me quiero llamar al silencio, hijo, hijito, mi amor, porque ya sos un hombre, y entre hombres las leyes de los hombres dicen que no debemos escribirnos cartas de amor, no debemos tocarnos ni besarnos, no debemos amarnos con locura. Y yo, mi amor, que soy un hombre, te amo con locura, y me gusta hacerte una caricia en los hombros, y me gusta abrazarte y besarte y escribirte cartas de amor, y mi pobre hombría no tiembla por eso, pero vamos a respetar las reglas.

Te escribo porque te escribo todos los años, porque me gusta dejar un registro de tus cumpleaños, y porque espero que algún día, quizás cuando yo no esté, la relectura de estas palabras pueda devolverte aunque sea una parte del amor desorbitado de tu viejo, un hombre más, que después de nada menos que cinco mil cuatrocientos setenta y ocho días, aún no es capaz de sentir que sabe cómo ser tu padre, ni de creer la suerte que te trajo hasta él.

Y sí, mi amor. No sos más que un saco de células, tejido, músculo y sangre. Una bolsa de agua roja y funciones fisiológicas. Pero hay algo, mi amor, que va más allá de la ciencia que lo explica todo, y es cómo esa bolsa de carne es capaz de retener a lo mejor que somos, el intangible desde el que somos capaces de amar. Y es desde ahí, hijo, que hoy quiero decirte que cada segundo de los cinco mil setecientos cuarenta y ocho días, valió enormemente la pena si hoy, tu saco de carne y huesos es capaz de hospedar para el mundo la persona que sos.

Gracias por hacerme padre. Gracias por tu amor. Gracias por tu inteligencia. Gracias por tu sentido del humor. Gracias por los cinco mil setecientos cuarenta y ocho días de amor que hoy tenemos derecho a celebrar.

Te adora,
Papá
Barcelona, 24 de Junio de 2019

 

Matalobos

El autor

 

Federico Firpo Bodner nació en Montevideo, Uruguay, en 1973. Desde 1974 vivió en Buenos Aires, hasta mayo del año 2000, fecha en la que emigró a España, donde reside actualmente.

Entre 1988 y 1999, cursó diversos talleres literarios (Hebe Solves, Mirta Botta, Diana Bellesi, Alberto Laiseca y Liliana Hecker). Fue colaborador de una de las primeras revistas digitales de Argentina (Leve Retina) entre los años 1992 y 1995. Es colaborador eventual de El Suplemento, revista mensual para la comunidad argentina en España, y columnista habitual del programa radiofónico Cambalache, que se emite todos los sábados en una FM local Malagueña.

Actualmente, Federico es autor del blog Reflexiones de un Aprendiz de Brujo (http://aprendizdebrujo.net), donde publica artículos de temática diversa. El blog tiene una sólida presencia, y mantiene desde hace dos años unas 12.000 visitas mensuales. Ha sido reseñado por La Vanguardia en dos ocasiones.

Como docente, Federico coordina grupos de taller literario, y da clases de narrativa en el marco del Máster en Web 2.0 del instituto IDAT.

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Reflexiones de un Aprendiz de Brujo ha vuelto a cerrar un año de escribir, compartir y disfrutar con los lectores. Una vez más, me pareció que valía la pena reunir todo ese esfuerzo en un libro y ofrecerlo a ustedes, a los que con tanta lealtad me siguen y apoyan desde el principio. Comprar el libro es una forma más de estar cerca, de comunicarnos, y también, claro está, de ayudarme a seguir escribiendo. Sé que nunca pierdo una oportunidad de recordar lo duro y difícil que es ser un escritor independiente. En esta época de liberación de la cultura, y en la que los derechos de autor están en plena discusión pública, no hay muchos caminos a seguir para los que nos queremos dedicar a esto con pasión verdadera y con amor. Yo regalo mi trabajo, pero eso no significa que no me cueste esfuerzo, tiempo, amor, dolor y otras tantas cosas. Son muchas horas de sacrificio, y por eso lo ofrezco también a la venta. No es más que una oportunidad para apoyarme, como ya hacen todos ustedes leyéndome, comentando y compartiendo.

Esta vez, como novedad, además del libro en formato papel, también está disponible en variados formatos electrónicos (PDF, EPUB y MOBI), lo que lo hace susceptible de ser impreso o leído en la mayoría de e-Books. Además, este formato ofrece la posibilidad al comprador de elegir el precio, desde los 3 € a los 50 €, de acuerdo a sus posibilidades y al apoyo que quiera brindarme.

Quiero aprovechar este post para agradecer a mi amigo y excelente ilustrador, Paco Corachán, por cederme una maravillosa ilustración, primero para un artículo y luego para la portada del libro.

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Es inevitable. Así como el olor de las almendras amargas le recordaba al doctor Juvenal Urbino el destino de los amores contrariados, a mí, algunas veces, cuando la realidad se revela con una sorpresa y me invita a una nueva etapa, se me revuelve el alma tanguera y feroz; un dos por cuatro dibujado en el aire con una sonrisa y un silencio, y más argentino que nunca, sonrío de lado porque nunca, nunca, vi a nadie bailar un tango de verdad mordiendo un clavel – es una fantasía tan enteramente gringa que a veces nos la creemos hasta los argentinos -, pero ahora mismo, si tuviera a mano ese clavel, me comería sus pétalos a mordisquitos suaves, saboreándolo.

 

Chorro. Chorro porque sin disimulo ni arrepentimiento, me dispongo a robarles, durante un ratito, el silencio de las mañanas de los lunes. Apertrechados en algunas magias de abnegados chamanes tecnológicos y vibrantes palabras lanzadas al aire, un grupo de argentinos hace desde 2009 un programa de radio en España. Se llama, cómo no, Cambalache, y solamente dos años después es la referencia principal durante las mañanas de radio para los argentinos en la Península Ibérica.

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Federico Firpo Bodner, firmando el Libro de Honor de visitantes a la Biblioteca Pilarín Bayés

Federico Firpo Bodner, firmando el Libro de Honor de visitantes a la Biblioteca Pilarín Bayés

La primera de las dos presentaciones que tendrá la novela de Federico Firpo Bodner – Matalobos -, tuvo lugar ayer, 19 de Mayo de 2011, en la Biblioteca Pilarín Bayés, en Santa Coloma de Cervelló, provincia de Barcelona.

Cerca de treinta y cinco personas se dieron cita en la sala Isabel-Clara Simó de dicha Biblioteca, para escuchar al autor hablar sobre su obra, conversar con él y obtener su copia firmada de Matalobos.

 

La presentación transcurrió en un entorno distendido e informal. Al inicio, Montserrat Rigol Giberga, Directora de la Biblioteca, hizo una breve introducción sobre el autor y sobre la novela. Seguidamente, el autor leyó un texto conmemorativo sobre la obra, cuya reproducción entera puede encontrarse aquí, o visionarse en el vídeo a continuación, en la voz del propio autor.

Federico Firpo Bodner leyendo el texto de presentación de la novela Matalobos.

 

Luego hubo un coloquio con preguntas de los asistentes, que se extendió por espacio de quince minutos. En dicho coloquio se habló sobre las ediciones de autor, las ediciones en impresión bajo demanda, la publicación de Matalobos, originalmente por internet, y la experiencia vital de escribir, publicar y presentar una novela.

Coloquio con los asistentes a la presentación

 

Finalmente, la Biblioteca invitó al autor a firmar el libro de honor de la entidad. La presentación finalizó luego de otros treinta minutos firmando ejemplares y conversando con los asistentes.

 

Acabado el evento, el autor expresó su profundo agradecimiento, tanto hacia cada uno de los asistentes, como a la institución Bibliotecaria, que organizó el evento y proporcionó las instalaciones necesarias para que pudiese ser llevado a cabo, haciendo extensivo este agradecimiento a todo el personal de la Biblioteca, al Ajuntament de Santa Coloma de Cervelló y a la Diputació de Barcelona.

 

El próximo día 9 de junio, a las 19:00 horas, se celebrará la presentación de la obra en la Librería Prometeo, en la ciudad andaluza de Málaga, cerrando así el ciclo previsto para la puesta de largo de la ópera prima del escritor rioplatense.

Federico Firpo Bodner firmando un ejemplar de "Matalobos"

Federico Firpo Bodner firmando un ejemplar de "Matalobos"

Santa Coloma de Cervelló,

20 de Mayo de 2011.

 

 

MatalobosLa ópera prima del autor rioplatense, al fin, será presentada en sociedad. Se harán dos presentaciones de la novela.

 

El primer evento será en la Biblioteca Pilarin Bayés, Psge. María Mercé Marçal S/N, Santa Coloma de Cervelló, Barcelona, el jueves 19 de Mayo a las 19:00 horas. Abrirá la presentación M. Montserrat Rigol Giberga, Directora de la institución, y a continuación hablará el autor, para luego dialogar con los asistentes y firmar ejemplares.

 

Y, como no podía ser de otra manera, dadas las raíces andaluzas de la novela, el día 9 de junio a las 19:00 horas, se presentará en la Librería Proteo, Puerta de Buenaventura 6, en la ciudad de Málaga. El autor hablará de la novela, conversará con el público y también firmará ejemplares.

 

Ambos eventos son de libre asistencia para todo el mundo. Para más información: f@federicofirpobodner.com.

 

 

Durante el curso 2011 se iniciará la actividad del Taller Literario de Federico Firpo Bodner en Barcelona.

El Taller será un espacio de escritura creativa, coordinado por Federico Firpo Bodner, quien acredita, además de su experiencia docente, más de diez años de participación en talleres similares en Buenos Aires, Argentina, a cargo de los coordinadores Hebe Solves, Mirta Botta, Diana Bellesi y Alberto Laiseca.

Se trabajará sobre el crecimiento literario de los participantes en el ámbito narrativo, haciendo especial foco en los relatos cortos y la novela. La propuesta es fundamentalmente escribir, escribir y escribir, en un entorno distendido e informal, en el que se analizarán los textos producidos por los participantes, se harán críticas profundas y se buscará relación de continuidad en la producción literaria.

Los cursos no son estructurados, sino evolutivos. Esto significa que se trabaja continuamente ensayando técnicas, recursos de estilo y propuestas novedosas, además de hacer seguimiento de cerca de la producción individual de los participantes.

Para más información, visita la sección Taller de Narrativa. También puedes solicitar información ampliada desde el formulario de contacto.

 

MatalobosHoy finaliza una etapa y comienza una nueva. La que finaliza tiene que ver con cómo se vive una novela mientras se la escribe. Escribir Matalobos, publicarla por entregas en la web, presentarla a un concurso y perderlo, fue un viaje apasionante y gratificante. Disfruté enormemente con la escritura, con las correcciones sucesivas, con los comentarios en el blog de quienes la siguieron. Seguí con ansiedad cada visita, cada lectura de cada capítulo que hacía un internauta desde Buenos Aires o Sri Lanka. Conté las visitas con los dedos de la mano, y tuve que pedir prestadas muchas manos porque, afortunadamente, el seguimiento fue altísimo.

Pero como todo en esta vida, esa etapa necesitaba un cierre, y para mí, el mejor cierre posible era la publicación de Matalobos en formato libro. Por supuesto es una autopublicación, lo que significa que no hay editorial de por medio, pero no por eso me siento menos orgulloso de ella.

El camino que se abre es ese en el que lo que hemos escrito ya no nos pertenece: Matalobos pertenece a quienes la leyeron y a quienes la van a leer, y esa propiedad es indiscutible. Por esa razón, la novela permanecerá disponible, de forma gratuita, para su lectura en el blog. Ahora bien, también es importante y gratificante, para quienes escribimos, recibir una compensación económica, por pequeña que sea. No es por el dinero, sino porque esa compensación certifica que a alguien le ha gustado lo suficiente como para pagar por ella. Los invito a comprar Matalobos como un acto de soporte a los escritores independientes en general, y a mí en particular.

Independientemente del volumen de ventas que tenga, aprovecho la ocasión para agradecer, una vez más, a todos los lectores de Reflexiones de un Aprendiz de Brujo, y para renovar mi compromiso con cada uno de ustedes. Mientras tenga fuerza seguiré escribiendo, y seguiré luchando porque la escritura pueda transformarse, alguna vez, en un medio de vida digno para mí, que me permita dedicarme pura y exclusivamente a repartir mis palabras entre quienes quieran leerlas.

Quienes quieran comprar Matalobos, solamente tienen que pinchar aquí y seguir las instrucciones en pantalla.

Muchas gracias a todos, una vez más.

Federico Firpo Bodner

Barcelona, 2 de diciembre de 2010

 

Ya está disponible para su compra por internet, en formato de libro de bolsillo y de e-book, “Reflexiones de un Aprendiz de Brujo. Volumen I”.

Se trata de una selección de los 35 mejores artículos publicados entre Agosto de 2009 y Agosto de 2010 en el blog Reflexiones de un Aprendiz de Brujo. Tanto el libro de bolsillo como el e-book se pueden adquirir online en la dirección Lulú.

Desde ya, todos los artículos permanecerán accesibles de forma permanente y gratuita en el blog, pero quienes quieran tenerlos impresos en un libro, podrán tenerlo a partir de hoy.

El contenido del libro es el siguiente:

  • Pensamiento Científico
    • La verdad de la milanesa
    • El abogado, el médico y el Aprendiz de Brujo
    • La venganza de las Isoflavonas de Soja
    • Me gusta, no me gusta
    • Ideología
    • El descanso de los Héroes
    • Y en el 2010 también
    • Volver a la nada de los últimos veinte años
    • Los pequeños escondites de mi casa
    • El paraíso de los Opinólogos y la especialización de los especialistas
    • Mi Furia
    • Sobre la amistad, justo antes de partir
    • Sobre la amistad, justo después de regresar
    • El lado equivocado de la pasión
    • San Federico y las verdades absolutas del Dios de los ateos
  • Acerca de las cosas pequeñas
    • Así es la vida
    • Charlas de Hombre a Hombre
    • Charlas de Mujer a Mujer
    • Mis Tetas
    • Sobre la evolución del asco
    • Enano Cabezón
    • Domingos rituales
    • Sobre la crueldad de los niños y la nariz de mi tía
    • Dai Verde o la conveniencia de la inciación temprana en la vida friki
    • Charlas de Hombre a Hombre II: Un nuevo enfoque
    • ¡Te mataré… Bellota!
    • El color de los recuerdos
    • La nueva lucha por la supervivencia del bicho canasto
    • Porque lo digo yo, que soy tu padre
    • Charlas de Hombre a Hombre III: Gracias por el fútbol
  • Imposible de clasificar
    • El Aprendiz de Brujo y el Supermán Humano
    • Casi casi atrapar una idea
    • La Muerte y las palabras
  • Mentiras Verdaderas
    • La Masacre de los Hipocampos
    • No Robarás
 
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