Harry Potter y los misterios de la vida adulta
Como muchos de los que habitualmente me leen saben, tengo 42 años, soy papá y esposo y hermano y tengo una panza redonda. Tengo algunas virtudes y un montón de defectos, y entre esa sopa infame de cosas, también soy fan de Harry Potter. No hace falta que vuelva a explicar por qué soy fan, lo he hecho un montón de veces. No es el motivo de este artículo.
Este fin de semana que acaba de terminar, se hizo en Buenos Aires la Magic Meeting. Algo de lo que nunca había participado. Me enteré de rebote, y allá fuimos. El primer día improvisados, los cuatro, y el segundo más preparados, solamente los muy fans de la casa: Pablo, Daniel y yo.
No habíamos vivido nada parecido, y probablemente me cueste destacar lo que realmente me interesa decir, la reflexión que me convoca una vez más al papel y a la tinta.
Estaba lleno de gente. Probablemente treinta o cuarenta veces más del número más alto que yo me hubiese arriesgado a vaticinar si alguien me hubiera pedido que adivinase cuánta gente iría.
Aproximadamente la mitad de esa gente estaba disfrazada. Y no solamente estaba disfrazada, sino que había salido disfrazada de su casa, había tomado un subte o un colectivo o un autobús de larga distancia, había caminado por la calle y había exhibido con orgullo su condición de fan.
De la otra mitad, la mayoría tenía un colgante, una camiseta, una pulsera o simplemente un dibujito.
El resto, estaban sorprendidos.
Yo era del grupo de los disfrazados. El domingo a la mañana nos levantamos ilusionados. Buscamos camisas, corbatas y pullovers de escote en “V”. Nos pusimos nuestras capas de Gryffindor, y en vez de irnos para la convención, nos fuimos al bar de la esquina a desayunar. Pablo decía: “Abarrotado de Muggles, como siempre”. Lo divertido era aparentar normalidad, y las caras de incredulidad.
Después, el contraste fue brutal.
Llegamos a la Magic Meeting. Todo el mundo tenía una sonrisa que ofrecer, un bando que elegir, pero sin juzgar a los demás por elegir el otro, una historia que contar, el deseo de sacarse una foto juntos. Se podía lo que no se puede nunca. Hablarle a alguien porque te gusta su cara, su ropa, su disfraz. Comentar cosas. Que algunos te parezcan geniales y otros no tanto.
Pero lo verdaderamente importante era la capacidad de miles (sí, miles) de personas de jugar juntos. Desde poco más que bebés hasta adultos hechos y derechos (lamentablemente, yo estaba entre los más viejos), jugábamos juntos. Nos lo tomábamos en serio, y eso nos permitía compartir todo lo que no podemos compartir en la calle, en el trabajo y en el subte.
Y yo me pregunté: “¿Cuál es la diferencia entre un montón de desconocidos y un montón de desconocidos jugando juntos?”
No lo sé con certeza, pero debe ser el juego. Me parece que son las ganas de compartir algo, y la convicción absoluta de que alguien con quien se comparte una pasión tan genuina no puede ser mala persona, y como no puede ser mala persona, entonces no hay barreras, y podemos hablar los gordos con los flacos, los lindos con los feos, los viejos con los jóvenes y los nacionales con los extranjeros.
Y no puedo dejar de sentir que el enorme motor de eso, que la potencia primaria y más genuina que tiene, son los adolescentes y los jóvenes muy jóvenes (para mí, menos de 30 son muy jóvenes). Y pienso en lo que el mundo de los adultos les critica sistemáticamente: la falta de compromiso, las pocas ganas de hacer cosas, el respeto y otra sarta de pavadas.
Y yo, que adoro hablar con ellos, pasar tiempo con ellos e intercambiar ideas con ellos, este fin de semana, donde más magia ví fue en ellos. Ví jóvenes que son capaces de experimentar la pasión por algo hasta un extremo fantástico, ví jóvenes que saben compartir, que pueden jugar, que pueden aceptar lo que el otro quiere ser, que saben incluir a los demás, que pueden diseñar un mundo al que todos estamos invitados, y en el que nadie sobra.
La magia, mal que les pese a muchos, existió, tuvo cuerpo, caras y ojos. Estuvo ahí, sin necesidad de ser inventada, porque era real en cada una de esas personas.
Por eso, una vez que terminó el fin de semana, mi pregunta sigue siendo la misma: ¿Qué nos pasa a los adultos, que nos olvidamos de jugar?
Yo, por mi parte, espero que cosas como ésta sigan dándome la oportunidad de jugar hasta el último aliento, y que si algún día advierto que mis hijos empiezan a olvidarse, un relámpago en la frente y un hechizo sin fin me permitan arrastrarlos de nuevo al mundo real: ese que no puede concebirse sin magia.
Pilux Potter
Buenos Aires – Magic Meeting 2015
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11 Responses to Harry Potter y los misterios de la vida adulta
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¡Hola! Queria comentar porque te vi en la Magic Meeting y vi como jugabas con tus hijos y como disfrutaban de la magia del momento. Se notaba de lejos que eres un gran fan de los libros y que se los trasmtiste a tus hijos…
Recuerdo estar con mi prima (quien me acompaño)y dejimos algo como “cuando tenga su edad, voy a ser asi” “yo tambien quiero que mis hijos disfruten de HP conmigo”. Solo queria comentar para que sepas que eres fantastico y completamente admirable. Gracias por transmitir la magia y por no dejarte llevar por lo que las personas piensan que es correcto. Gracias.
Sencillamente, no te puedo responder. Se me puso una piedra en la garganta.
Gracias por este mensaje, de verdad.
F.
Gracias por tomarte el tiempo de leer mi comentario y, de nuevo, gracias a vos por expandir la magia 😀
Me pongo de pie y te aplaudo. Claramente voy a compartir esto en FB y agradecer tu presencia con los pequeños en el evento. Yo era una de las prefectas del lugar y vi como con los nenes ibas a todos lados, me dio la esperanza de que este amor por HP no va a terminar… menos en los grandes.
Debo admitir que adoré el conocimiento de los chicos en el entrenamiento de los duelos para aurores…
Gracias por hacer este post, es muy bello en verdad.
Gracias a vos también por el comentario (y menos mal que no me quitaste puntos!!!).
Seguramente nos veremos en la próxima 🙂
Abrazo,
F.
Que lindo fue leerte! Yo te Ví el sábado y el domingo y comparti el ahorcado con uno de tus hijos… Yo me quede pensando después del finde, y llegue a la conclusión que mencionas. Es la pasión, como a quien le apasiona el fútbol. Quienes no comparten la pasión no lo entienden! Yo estoy mas que feliz con el finde mas mágico del año y esperando ansiosa el próximo encuentro. Ya voy a ir mas preparada… Por lo pronto vengo a trabajar con mis reliquias bien visibles…
Gracias!
No sé exactamente quién eras entre todos los que estábamos en el ahorcado, pero lo pasamos genial!
En la próxima decímelo, me encantará tener una foto juntos 🙂
Abrazo,
F.
gracias
tengo apenas un poquito mas que vos (43); también soy fan, y también comparto esa pasión con mi hija, las dos leimos todos los libros, varias veces, y vemos invariablemente harry potter cada vez que la enganchamos en la tele, y a veces la ponemos, por gusto
siempre vamos juntas a todo lo relacionado con harry potter: fuimos a presentaciones de libros, estrenos de películas, esperamos a emma watson a la salida de la filmación el año pasado, este domingo por primera vez se quedó sola en magic meeting, y ahora que te leo, me parece que es la última vez que me lo pierdo, porque todo lo que decís es real, la magia pasa ahi
No te pierdas la próxima entonces!
Nos vemos ahí 🙂
Gracias por el comentario.
Abrazo,
F.
Es tan loco y a la vez tan lógico! Me emociona pensar que personas de lugares y edades diferentes estemos en sintonía! Lamentablemente nunca pude ir a esa clase de cosas y tampoco tengo capa ni nada,eso me frustra. Acá en Uruguay no es nada fácil conseguir esas cosas,sólo vive en mí mi fanatismo,mi mundo paralelo donde yo soy Hermione y vivo aventuras como ellos. Qué lindo saber que se hacen cosas tan lindas! Pienso que los tontos son esos que juzgan algo que lejos de hacer un mal,nos hace mucho bien! Saludos desde Montevideo!
Hola! Me encantó todo lo que escribiste, lo leímos con una amiga y nos llegó al corazón ♥
También te vi en la Magic Meeting… creo que me pareció verte caminando con alguien de Slytherin! Verte a vos y todos los padres que fueron con sus hijos y que además se disfrazaron, nos hizo pensar que nosotras seguramente hagamos lo mismo si algún día tenemos hijos, jaja.
Realmente no quería que se termine la magia, fue la primera Magic a la que fui y de ahora en más será una tradición anual. Tal como decís, sentí la magia, la pertenencia y el formar parte de algo grandioso.
Para la próxima, nos vamos a disfrazar con todo (nos quedamos con las ganas), además de participar en más actividades, no se a los demás pero a mi se me pasaron volando las horas! Necesitaba un giratiempo!! Jajaja